¿PANTALLAS EN MOMENTOS DE ESTRÉS?
El “chupete emocional” digital
¿Solución o pérdida de oportunidad?
A lo largo de los años he acompañado y observado muchas familias enfrentarse a esas escenas tan comunes como intensas: una rabieta en plena calle, el llanto insistente en un restaurante, la inquietud durante una espera en la consulta del pediatra o el aburrimiento en una parada de autobús.
Y lo cierto es que no hay recetas mágicas. Nadie nos entrega un manual con instrucciones para lidiar con una rabieta pública o para lograr que un niño pequeño permanezca sentado sin protestar. En esos instantes, lo más fácil —y tentador— es ofrecer una pantalla: ese "chupete emocional" que garantiza silencio inmediato.
Pero, ¿a qué precio?
La comodidad momentánea puede ocultar una gran pérdida a largo plazo. Porque cuando recurrimos sistemáticamente a la pantalla como solución rápida, le estamos quitando al niño la posibilidad de aprender a manejar sus emociones por sí mismo.
Y con ello le negamos aprendizajes esenciales para la vida:
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Saber esperar sin angustia
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Tolerar la frustración
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Buscar alternativas al aburrimiento
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Escuchar, observar, conversar
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Ser paciente, templado y autónomo emocionalmente
🧠 Las pantallas calman, pero no educan
En esos momentos de tensión, lo más educativo no siempre es lo más fácil. Pero tal vez la pregunta no sea “¿cómo hago para que deje de llorar?” sino:
🌱 Aburrirse también educa
Educar no es evitar el conflicto, sino acompañar en él con presencia, paciencia y propósito.
¡Démosles la oportunidad de sentirse, frustrarse y crecer!
Y porque cuando les damos el camino fácil, les quitamos la posibilidad de descubrir cuánto pueden lograr por sí mismos.